Hay amores para toda la vida aunque no estén juntos.
Quizás todos alguna vez nos hemos enamorado, aunque sea de pequeños, ese amor inocente y puro que nos ponía el mundo de colores cada vez que llegaba el momento de un encuentro. Luego fuimos creciendo y madurando poco a poco y volvimos a creer en éste sentimiento pero, llega un momento en donde tal vez sin querer, todo simplemente se termina y por alguna u otra razón, se debe continuar y seguir adelante. Sin duda alguna éstos procesos de ruptura son muy dolorosos y en muchos momento nos hacen pensar en que lo más probable es que continuemos por el camino solos o, que no volveremos a creer en la idea de enamorarse para evitar el sufrimiento.
Aunque muchos no lo crean, existen amores que sí perduran para siempre, aunque no estén juntos. Siempre hay un amor por el que hemos sentido que lo hemos dado todo sin importar lo que los demás piensen, mientras que hayas elegido de corazón a esa persona indicada, quizás no habrá noche en la que te acuestes a dormir sin haber pensado aunque sea un momento en ésta. Nada es para siempre, y efectivamente todos tenemos un «nada» que anda por ahí recibiendo otros besos, acariciando otra piel y durmiendo en otra cama.
A pesar de todo lo que pudo haber pasado entre ustedes dos, ésto no fue un capricho ni una obsesión, tampoco la soledad ni falta de amor, es sólo que, hay que aceptar que hay varios tipos de amores y, cada uno de éstos tiene un sello particular que nos indica si esa persona realmente fue importante en nuestras vidas.
La vida es a veces muy irónica y no aceptamos las cosas como son, nos aferramos a nosotros y a la idea de que podemos algún día volver a recuperar aquel amor, lo más importante es ser valiente y asumir que todo pasa por alguna razón y, a veces lo más sano es tirar la toalla y seguir la vida.
Después de todo, puedes buscar alguna forma de desahogarte y soltar todo aquello que sientes a través de la música, la escritura o el hecho de dibujar, pues los años van pasando y en algún momento quizás volveremos a sentir algo tan profundo como aquel maravilloso sentimiento que alguna vez tuvimos por esa persona.